J. Alberto Cruz, Omar Moreno-Flores, Felisa J. Aguilar-Arellano
Centro de Investigación Paleontológica Quinametzin (CIPAQ), Coordinación Nacional de Arqueología-INAH
Los flamencos, también conocidos como flamingos, se originaron hace 6.5-3.0 millones de años y se diversificaron durante el Pleistoceno (la llamada era de hielo), entre los 3.9 a 1.7 millones de años (Torres et al., 2014), aunque, fue precisamente en este periodo que también se extinguieron varias especies.
Actualmente, en el mundo existen seis especies de flamencos: Phoenicopterus ruber, Phoenicopterus roseus, Phoenicopterus chilensis, Phoenicoparrus jamesi, Phoenicoparrus andinus y Phoeniconaias minor, albergadas en tres géneros. Dichas especies habitan en el sur de Europa, África, Asia y en América. En este último continente, se encuentran desde la Florida hasta Argentina, pasando por México, el Caribe, Colombia, Venezuela, las islas Galapagos, y Perú (Winkler et al., 2020). En México sólo existe una especie de flamenco (Phoenicopterus ruber), el cual habita en la Península de Yucatán (Torres-Cristiani et al., 2020) (figura 1), aunque en ocasiones se puede encontrar en los lagos de Texcoco y Zumpango; sin embargo, su estancia es ocasional, no forman colonias ni tampoco anidan en estos lugares.
Pero, ¿qué sabemos del flamenco prehistórico? Hasta hace unos años, el registro fósil de flamencos en México comprendía una impresión en Tepexi de Rodríguez, Puebla (Cabral Perdomo et al., 2018), huevos fósiles en Santa Lucía y Texcoco, Estado de México (Cruz et al., 2023) y restos de huesos fósiles en Tocuila, Tepexpan y Chimalhuacán, en el Estado de México; San Marcos y Chapala, en Jalisco; Isla Cedros, en Baja California y, Yepomera, en Chihuahua (Corona-Martínez, 2009).
A pesar de que el estudio de los flamencos, cuyo nicho ecológico es muy restringido (Torres-Cristiani et al., 2020), permitiría la reconstrucción de climas pasados (Cruz et al., 2023), y que en México se han encontrado fósiles desde principios de la década de 1940 (Miller, 1944), los registros se quedaban en el nivel de la localidad paleontológica de procedencia.
En años recientes, sin embargo, a partir de la aplicación del nicho climático y los requerimientos ecológicos del flamenco mexicano actual, se pudo inferir el paleoambiente de Santa Lucía (Cruz et al. 2023), lo que permitió el desarrollo del proyecto ‘Paleoecología y paleobiogeografía de la familia Phoenicopteridae en el registro fósil de México’, aprobado por el Consejo de Paleontología del INAH en 2024, en el que se busca actualizar el registro fósil de estas aves tan carismáticas en México y explicar por qué dicho registro se encuentra dentro del país, en lo que fueron paleolagos y no en los ambientes costeros.
Un ejemplo de paleolago es el que existió en la Cuenca de México, desde Chalco hasta Zumpango, que comprende la hoy Ciudad de México y parte del Estado de México. En la parte norte de este paleolago, se hallaron cientos de mamuts, en lo que se conoce como Santa Lucía. Las excavaciones fueron realizadas por la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH, a propósito de la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (Arroyo-Cabrales y Manzanilla-López, 2022), en donde también se encontraron más de 50 restos fósiles (figura 2), convirtiendo a Santa Lucía en la localidad paleontológica con el mayor registro de la familia Phoenicopteridae.
Para poder realizar la identificación de los individuos, se consultó material de referencia de flamencos actuales en la colección osteológica del Laboratorio de Arqueozoología “M. en C. Ticul Álvarez Solórzano”, de la Subdirección de Laboratorios y Apoyo Académico del INAH, y de la Colección Nacional de Aves, del Pabellón de la Biodiversidad, Instituto de Biología de la UNAM. También se consultó literatura especializada con registros de flamencos fósiles (Cruz et al. 2023, Galicia-Coleote et al., 2024 y referencias incluidas en estos trabajos). Y para poder actualizar el registro de los flamencos fósiles de México, se consultó la publicación de aves fósiles de México de Corona-Martínez (2009), así como literatura reciente, tesis, resúmenes de congresos y publicaciones en redes sociales, lo que derivó en nuevos registros de flamencos fósiles para los estados de Tlaxcala, Michoacán y Sonora.
Para reforzar la hipótesis de nuevos registros fósiles, se profundizó en la revisión de diferentes colecciones nacionales, tales como la Colección Paleontológica del Laboratorio de Paleobiología de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), a cargo del doctor Carlos Castañeda Posadas, en la que se encontró un hueso fragmentado de flamenco perteneciente al Mioceno tardío, recuperado en asociación con especies equinas en dicha entidad.
Asimismo, en la Colección Paleontológica del Museo Paleontológico de Guadalajara, a cargo del doctor Ricardo H. Aguilar, y la directora del museo, María Isabel Orendaín Martínez Gallard, se pudieron identificar, a través de una revisión más minuciosa, quince restos de flamencos, lo que contrasta con la tesis de Ramírez Castro (2019), quien, por ejemplo, reporta solamente un hueso caracoides de flamenco para el lago de Chapala.
Finalmente, en la Colección Paleontológica del Laboratorio de Arqueozoología “M. en C. Ticul Álvarez Solórzano” de la Subdirección de Laboratorios y Apoyo Académico del INAH, se corroboró la presencia de los flamencos de Tepexpan y Tocuila en el Estado de México, pero no se encontró el material de Chimalhuacán reportado por Brodkorb y Phillips (1973); aunque, sí se encontraron restos fósiles de Chimalhuacán-Atenco no reportados anteriormente (figura 3).
Además, se encontraron nuevos registros fósiles de flamenco para Michoacán depositados en la Colección Paleontológica de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, a cargo del doctor Alejandro Hiram Marín Leyva, y un estudio de Shaw y Croxen (2019) con el registro fósil de flamencos en Sonora, específicamente, en la región del Golfo de Santa Clara.
A pesar de los avances en la revisión de las colecciones nacionales, aún falta analizar material que se encuentra en el extranjero y determinar a qué especie de flamenco pertenecen los restos fósiles, trabajo que se realizará en los meses siguientes. Hasta el momento se ha corroborado la presencia de fósiles de flamenco en México en las ocho localidades anteriormente reportadas por Corona-Martínez et al. (2009) (Figura 4), mientras que, con nuestro trabajo, se agregan localidades en Michoacán, Tlaxcala y Sonora (figura 4).
Todos estos datos amplían nuestros conocimientos sobre la representatividad espacial y temporal de los flamencos en el territorio mexicano, lo que abonará, de igual manera, a entender mejor cómo ha cambiado el clima desde el Mioceno hasta el presente, es decir, de cómo el estudio de diferentes aspectos biológicos y ecológicos es fundamental para comprender y explicar los ambientes que existieron en el pasado.
Bibliografía
Arroyo-Cabrales, J., Manzanilla-López, R. (2022). Giants & airplains: mammoths at the airport in Mexico City. Cranium, 39, 34–39.
Brodkorb, P. y Phillips, A. R. (1973). Pleistocene birds from the Valley of Mexico. The Auk, 90, 438–440. https://www.jstor.org/stable/4084322
Cabral-Perdomo, M. A., Bravo-Cuevas, V. M., Pérez-Pérez, A. y García Cabrera, N. (2018). Descripción de las huellas de camélidos y félidos de la localidad Pie de Vaca, Cenozoico Tardío de Puebla, centro de México y algunas consideraciones paleobiológicas. Boletín de la Sociedad Geológica Mexicana, 70, 397–416. dio: https://doi.org/10.18268/bsgm2018v70n2a9
Corona-Martínez, E. (2009). Las aves en el Cenozoico tardío de México. Universidad Autónoma de Madrid, España.
Cruz, J. A., Moreno-Flores, O., Corona-M, E. y Arroyo-Cabrales, J. (2023). The first American occurrence of Phoenicopteridae fossil egg and its palaeobiogeographical and palaeoenvironmental implications. Historical Biology, 36, 2051-2058. dio: https://doi.org/10.1080/08912963.2023.2241050
Galicia-Coleote, O., Cruz, J. A. y Corona-M, E. (2024). A new approach to the fossil flamingo from Pie de Vaca locality (Puebla, central México) and some taxonomic and biogeographic implications. Geobios, 88, 103-111. https://doi.org/10.1016/j.geobios.2024.05.00
Miller, L. (1944). A Pliocene Flamingo from Mexico. The Wilson Bulletin, 56, 77–82. https://www.jstor.org/stable/4157325
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Ramírez-Castro, J. M. 2019. Recambio de especies de aves de la cuenca Chapala-Zacoalco, Jalisco, del Pleistoceno tardío al reciente (Tesis de Maestría). Universidad Nacional Autónoma de México. México.
Torres, C. R., Ogawa, L. M., Gillingham, M. A. F., Ferrari, B. y van Tuinen, M. (2014). A multi-locus inference of the evolutionary diversification of extant flamingos (Phoenicopteridae). BMC Evolutionary Biology, 14, 1–10. doi: https://doi.org/10.1186/1471-2148-14-36
Torres-Cristiani, L., Machkour-M’Rabet, S., Calmé, S., Weissenberger, H., Escalona- Segura, G. y Yue, B-S. (2020). Assessment of the American Flamingo distribution, trends, and important breeding areas. PLoS One, 15, e0244117. dio: https://doi.org/10.1371/journal.pone.0244117
Shaw, C. A. y Croxen, F. W. III. (2019) Geology and paleontology of the early-middle Pleistocene El Golfo beds, Sonora, Mexico—A field guide. En Pearthree, P. A. (ed.). Geologic Excursions in Southwestern North America (55., p.p. 499-517). Geological Society of America.
Winkler, D.W., Billerman, S.M. y Lovette, I.J. (2020). Flamingos (Phoenicopteridae) version 1.0. En Billerman, S.M., Keeney, B.K., Rodewald, P.G. y Schulenberg, T.S. (Eds.), Birds of the World. Cornell Lab of Ornithology, Ithaca, New York.
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