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Los Teteles de Ávila Castillo, un sitio arqueológico temprano en la Sierra Norte de Puebla
2022-10-18

Alberto Diez Barroso Repizo
Investigador del Centro INAH Puebla


Situado en el extremo oriental de la Sierra Norte de Puebla, la zona arqueológica Los Teteles de Ávila Castillo, se localiza en el municipio del mismo nombre, limita al norte con los municipios de Yaonahuac y Hueyapan, al oeste con Tlatlauquitepec, al sur con Atempan y al este con Chignautla. Con una altitud promedio de 1,865 metros sobre el nivel del mar y una relativa proximidad a la costa norte del Golfo de México, Teteles de Ávila posee un clima templado y húmedo con abundantes lluvias durante todo el año, su ubicación entre la costa y la cuenca de Oriental, la cual se sitúa a unos kilómetros al sur, así como su cercanía al yacimiento de obsidiana de Zaragoza- Oyameles, lo hace un sitio estratégico dentro de una posible ruta prehispánica de comercio (Fig.1).

Mencionado por primera vez en el año 1939 por Vicente Lombardo Toledano en su obra Geografía de las Lenguas de la Sierra Norte de Puebla con algunas observaciones sobre sus primeros y actuales pobladores, durante muchos años no fue objeto de investigación, siendo hasta el año 2000 que el sitio fue registrado oficialmente con el nombre de "Los Teteles de Ávila Castillo", aunque la población local lo conoce como "Tetelictic" o "Los cerritos". Hoy en día un poco menos de la mitad del área de potencial arqueológico, más de 3 hectáreas, pertenece al INAH gracias a una intensa labor de la sociedad civil, la cual también gestionó recursos para financiar la primera exploración sistemática en el año 2014, entonces bajo la modalidad de salvamento arqueológico durante la colocación de una malla ciclónica que delimitó la zona arqueológica protegida (Diez Barroso 2015), estas exploraciones corresponden en sí a la primera fase de lo que en lo sucesivo se denominaría el Proyecto Arqueológico Teteles de Ávila Castillo, instaurado desde el año 2015 y vigente al día de hoy. Durante la primera fase se realizaron varios sondeos, recuperando tiestos cerámicos que nos permitieron inferir una cronología tentativa gracias al análisis comparativo con materiales de otras regiones, como por ejemplo los reportados por el Proyecto Norte de la Cuenca de Oriental, (García Cook y Merino 2005), de los cuales encontramos una alta frecuencia de materiales de la denominada fase Sotolaco, ubicada para el periodo Formativo Tardío, entre los años 400 a.C. a 200 d.C. (Ídem). Para lo que concierne al periodo Clásico la presencia de materiales fue casi nula, sin embargo en capas estratigráficas superiores fue posible determinar una alta frecuencia de material cerámico característico del periodo Epiclásico, particularmente con la abundancia de cerámica del denominado tipo Maxtlaloyan, también reportada anteriormente por Merino y García en el norte de la cuenca de Oriental (Ídem).

Otro de los resultados de la primera fase de investigación, luego de la elaboración de detallados mapas topográficos empleando incluso el uso de drones, fue el análisis urbanístico de todo el complejo arqueológico. Ello nos permitió en primera instancia conocer que el sitio arqueológico en su totalidad tiene una extensión mayor a nueve hectáreas, con una orientación de 15° al este con respecto al norte magnético, observando al menos ocho conjuntos arquitectónicos en los que se distribuyen 16 basamentos piramidales con una altura variable entre 2 a 15 metros, los cuales delimitan seis plazas, un patio hundido y un probable juego de pelota (Fig. 2). Por la orientación del plano urbano en su conjunto, es evidente que varias estructuras tenían entre otras funciones servir de observatorios astronómicos, ya que todo el conjunto urbano se encuentra alineado con las serranías que conforman el paisaje aledaño, así encontramos hacia el este la Sierra de Chignautla, mientras que para el oeste el denominado "Cerro Colorado", que le da nombre a la población de Tlatlauquitepec. Principalmente a la salida del sol durante los solsticios y equinoccios situándonos en la parte superior de una de las estructuras podemos apreciar la salida del sol conformando una trayectoria visible a lo largo de uno de los montículos, el cual sugerimos que tenía la función de observatorio solar (Fig. 3).

De gran trascendencia resultó un dato encontrado en uno de los sondeos realizado cerca del desplante de una de las estructuras denominada "Estructura C", localizada hacia el límite norte del sitio. A unos metros de su fachada este se detectó en su desplante la esquina de un basamento anterior que se encontraría desfasado por varios metros, denominado "Estructura C1", cuya orientación presentó algo inusual no observado hasta entonces en el sitio, una desviación de 46° con respecto al norte magnético. Este antiguo basamento fue cubierto por la estructura que hoy en día es visible, la cual presenta la misma desviación de 15° al igual que todo el sitio. Cabe señalar que en Mesoamérica los edificios que presentan 46° de orientación han sido registrados principalmente en Oaxaca, como por ejemplo en el ?Edificio L? de Monte Albán, así como otros sitios relativamente cercanos como "Caballito Blanco", los cuales han sido fechados para el periodo Formativo Tardío (Schávelson 2010; Spraj y Sánchez Nava 2015).

Otro elemento de gran importancia en la investigación fue la cantidad considerable de material lítico recuperado, particularmente obsidiana. Si bien estos fragmentos se localizaron en todo el sitio, fue más abundante su presencia en el extremo sur del mismo, el tipo de fragmentos fueron muy diversos, en mayor medida lascas de desecho de talla, algunas con córtex, preformas y material acabado, entre los que destacan raederas, raspadores, navajillas, cuchillos bifaciales, puntas de proyectil, punzones y una lentejuela diminuta. Luego de analizar detalladamente el tipo de obsidiana se infiere que el mayor porcentaje proviene del yacimiento de Zaragoza-Oyameles, en segundo término la obsidiana gris característica de Pico de Orizaba, y un par de muestras de obsidiana verde de la Sierra de las Navajas. La abundancia de material lítico de talla en todas las fases del proceso de producción nos permite partir de la hipótesis que la antigua ciudad de Teteles de Ávila subsistía principalmente por la producción de utensilios y armas de obsidiana, pudiendo tener algún tipo de concesión o control sobre los yacimientos de Zaragoza-Oyameles. De igual manera otra hipótesis inicial con la que estamos trabajando es que Teteles de Ávila probablemente floreció antes del auge de Cantona y Xiutetelco, durante el Clásico el sitio tuvo un colapso que provocó su abandono y posteriormente en el Epiclásico fue repoblado de alguna manera, lo anterior ha sido formulado a partir de la presencia de los materiales cerámicos (Fig. 4).

A futuro la investigación se enfocará al conocimiento del sistema constructivo para tener mayor información de la arquitectura y la filiación cultural del sitio. De igual manera se continúa trabajando detalladamente en los análisis comparativos de los materiales arqueológicos para obtener mayor precisión en su cronología y aproximarnos al conocimiento de las relaciones sociopolíticas en la región y así ubicar el lugar de Teteles de Ávila en el desarrollo de otros sitios cercanos como Cantona, Xiutetelco o Yohualichan.

Bibliografía
Cook García, Ángel y B. L. Merino Carrión
2005 "La cerámica del formativo en Puebla-Tlaxcala", en La producción alfarera en el México Antiguo I, Merino y García Cook coords., Colección Científica INAH, México.

Diez Barroso Repizo, Alberto
2015 Informe preliminar del Proyecto Salvamento Arqueológico Teteles de Ávila Castillo, Mecanoescrito, Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología del INAH, México.

Schavelzon, Daniel
2010 Caballito Blanco, Oaxaca, un estudio del sitio y su observatorio, Mexicon 32 (6): 154-158.

Spraj, Iván y Pedro Francisco Sánchez Nava
2015 Orientaciones astronómicas en la arquitectura de Mesoamérica: Oaxaca y el Golfo de México, Zalozba ZRC.