Enah Fonseca Ibarra
Andrea Guía Ramírez
CentroINAH-Baja California
La Bahía de San Quintín se localiza a 250 km al sur de la frontera con los Estados Unidos de América en el municipio de Ensenada, Baja California, México. Es una zona de alto potencial arqueológico y paleontológico que desafortunadamente se encuentra en riesgo, en primer lugar por factores de carácter antropogénico, por proyectos de infraestructura, gubernamental y privado y por el impacto de la agricultura tecnificada que, con la intención de "limpiar" el área, remoción de agaves y cactus-, altera la evidencia cultural y destruye la flora y la fauna nativa. A esto se debe sumar la alta tasa de erosión que afecta la línea costera que está provocando el desprendimiento de grandes bloques sedimentarios donde se habían registrado sitios arqueológicos y paleontológicos. Sumado a lo anterior, frente a los escenarios de cambio climático estos sitios pueden verse drásticamente afectados en los próximos años o incluso desaparecer. De ahí la importancia de su registro y estudio. Debemos sumarnos a otros organismos e instituciones para generar estrategias de manejo integrado de las Zonas Costeras que permita mantener la conservación de la biodiversidad, la productividad de los ecosistemas, y en nuestro caso, la conservación de los sitios arqueológicos.
Los campamentos costeros que evidencian la ocupación ininterrumpida de grupos de cazadores-recolectores-pescadores por miles de años se encuentran en una zona de acelerado crecimiento urbano, que implica la transformación del territorio y por ende la afectación de los sitios arqueológicos. Es por ello, que resulta fundamental la gestión con diferentes actores sociales que coadyuven a la protección de patrimonio cultural, sea mediante la conformación de áreas protegidas por su representatividad en materia natural e histórica, como por el impulso de proyectos de salvamento arqueológico que, de manera controlada y planificada, lleven a cabo las tareas necesarias para el estudio y comprensión de los grupos indígenas que parecen haber habitado esta región desde hace ocho mil años hasta la llegada de los españoles.
Proyecto arqueológico Salvamento La Chorera San Quintín, Baja California
En respuesta a la solicitud para diagnosticar áreas con vestigios arqueológicos que pudieran ser afectadas por la obra de construcción de la Desalinizadora Kenton, ubicada al norte de la Bahía de San Quintín, se llevó a cabo el proyecto arqueológico denominado "Salvamento La Chorera San Quintín, Baja California (Desaladora Kenton)".
Como resultado de inspecciones previas se registraron 33 sitios arqueológicos de tipo conchero y se delimitaron 22 poligonales envolventes. En gabinete se verificó la extensión de todas las poligonales, se obtuvieron las coordenadas de los vértices y se clasificaron los campamentos de acuerdo con su densidad, estado de conservación y extensión. Aquéllos mejor conservados y con mayor densidad de material de superficie fueron seleccionados para ser intervenidos.
La temporada de campo consistió en tres meses y medio de excavaciones extensivas. Se establecieron de 10 unidades de excavación localizadas sobre un cordón de dunas por lo que fue necesario realizar la remoción de sedimento en forma escalonada. En la línea de costa comenzando con dos metro de fondo por dos, cuatro y cinco metros de ancho y en los concheros localizados, tierra adentro, las dimensiones variaron de acuerdo con la estabilidad de la duna siendo las unidades menores de 4×4 m y las mayores de 6×6 m.
Todos los contextos arqueológicos fueron debidamente registrados y el material lítico, malacológico y osteológico fue clasificado y analizado. Asimismo se tomaron muestras de cada estrato para obtener la secuencia cronológica de ocupación de los campamentos.
De acuerdo con el fechamiento por radiocarbono de 60 muestras sabemos que la primera ocupación de la zona ocurrió mil años antes de lo que se pensaba, es decir hace 8 212 años a.p. (6 263 a.C.), la ocupación más intensa fue en el periodo denominado Arcaico (8000-1500 años a.p.) y la última evidencia de un modo de vida seminómada, data de 263 años a.p. (1687 d.C.).
Hasta la fecha se tienen 11,514 piezas de material lítico analizado, 221,092 MNI de moluscos identificados y 1.3 kg de huesos de peces revisados. Además se localizaron 29 microlascas de obsidiana que han sido enviadas para su análisis por fluorescencia de rayos X (XRF) con el fin de caracterizar su composición química e identificar las fuentes de obsidiana de los materiales identificados en la costa oeste de Baja California.
Del material malacológico se reconocieron tres ecosistemas utilizados para la obtención de recursos marinos, el intermareal rocoso, el submareal de playas arenosas y la bahía. Del submareal rocoso los especímenes principales son el choro, el abulón negro y la lapa; para las playas arenosas, la más representativa es la almeja pismo; mientras que para el ecosistema de bahía se identificó al ostión nativo.
Del material ictiológico hasta el momento se ha identificado a los rockots, el pez vieja, mojarritas, pez blanquillo, lenguados y el roncador blanco, Los dos primeros suelen encontrarse asociados a los arrecifes rocosos y mantos de algas; las mojarritas y el pez blanquillo se asocian a fondos rocosos y también pueden encontrarse en estratos de fondos blandos; el lenguado y el roncador son habitantes comunes de fondos arenosos.
Para las aves se ha identificado la presencia de cormorán y pelícano, aún falta establecer la relación de estas aves dentro del contexto arqueológico, determinar si su presencia se debe a causas antropogénicas o son fauna intrusiva. Así mismo, resta la identificación de otros restos ornitológicos para establecer el papel de este grupo entre los habitantes nativos de esta región.
Los restos arqueomastozoológicos están representados, principalmente, por huesos de lobo marino, en mayor número, y nutria marina, en una menor proporción. También se ha identificado la presencia de algunos mamíferos terrestres entre los que se encuentra los conejos y las liebres.
Los resultados del análisis faunístico nos permitirá reconstruir un panorama de la interrelación de los pobladores tempranos y los ecosistemas marinos y terrestres a través del tiempo y el espacio dentro del área de estudio.
El equipo estuvo conformado por los arqueólogos Jesús Zarco y Dante García, la antropóloga física Gloria Islas, las biólogas Verónica Vargas y Anahí Hernández; así como 24 trabajadores de apoyo. Todos contribuyeron de una u otra forma al éxito de la temporada de campo.
No se ha concluido la fase de análisis de los materiales, el camino que falta por recorrer aún es largo; sin embargo consideramos importante el gran esfuerzo llevado a cabo durante la temporada de campo, que estamos seguros nos permitirá una mejor comprensión de las sociedades que ocuparon la región de San Quintín, Baja California.
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® Colección Kerr. No. K532