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Salvamento arqueológico Gasoducto Ramal a La Jovita, Ensenada, Baja California
2022-10-18
Rubén F. García Lozano
Gengis Judith Ovilla Rayo

Centro INAH Baja California


La región arqueológica Costa Norte del Pacífico de Baja California tiene una larga ocupación humana prehispánica desde al menos 9,000 años hasta la consolidación del modelo misional impuesto por el virreinato en el siglo XVII.

Las sociedades que habitaron esta tierra se caracterizaron por tener una economía de apropiación de recursos naturales, estos grupos humanos establecían campamentos habitacionales estacionales y semipermanentes a lo largo de la costa y tierra adentro. Los sitios costeros también conocidos como concheros suelen ser ricos en información arqueológica ya que su ocupación continua produjo estratos culturales que, en algunos casos, pueden llegar a tener hasta 1 metro de profundidad.

Durante el primer semestre de 2016 se efectuaron excavaciones de salvamento arqueológico en un conchero por donde pasará el gasoducto denominado Ramal a La Jovita. Los antecedentes de investigación en la zona se remontan al año de 1991 cuando los arqueólogos Jesús Mora y Carlos Rodríguez registraron los campamentos concheros identificados como 36 (Rancho San Nicolás) y 37 (Costa Azul), posteriormente, entre los años de 2004 y 2005 se efectúan los salvamentos arqueológicos Arqueología del Pacífico Norte y Lote 20 coordinados por Arturo Márquez y César Berkovich. Recientemente los arqueólogos Manuel Pérez Rivas y María Flores intervinieron varios concheros en el proyecto Salvamento arqueológico denominado C.C.C. Baja California III (La Jovita).

El sitio, identificado como conchero número 16, excavado en el marco de este salvamento denominado Ramal a La Jovita, se ubica en la localidad arqueológica La Jovita/Jatay, 35 kilómetros al norte del puerto de Ensenada, mide 90 metros de largo por 30 de ancho y se ubica en una terraza natural de origen volcánico que bordea la costa, al noreste está delimitada por elevaciones que no rebasan los 100 metros de altitud, mientras que al poniente la costa rocosa se ubica a una distancia aproximada de 800 metros.

Las excavaciones en este sitio han revelado una compleja secuencia ocupacional, los pozos estratigráficos mostraron una deposición cultural de hasta 60cm de profundidad, mientras que en las excavaciones extensivas se pudieron detectar áreas de procesamiento y consumo de moluscos, integradas por restos de hogueras, lajas de basalto utilizadas como mesas de trabajo, acumulaciones de conchas de abulón (Haliotis sp.) y mejillón (Mytilidae) así como diversos tipos de herramientas de piedra.

A juzgar por los contextos arqueológicos y los materiales recuperados, la principal ocupación del sitio pertenece a lapsos temporales del periodo Arcaico Medio/Tardío (2,500-1,500 a. p.), mientras que en un sector ubicado al norte del sitio se recuperó una interesante muestra de restos osteológicos faunísticos de desecho alimenticio en asociación con tiestos cerámicos cuya presencia indudablemente ubican una de las últimas ocupaciones hacia el periodo conocido regionalmente como Prehistoria Tardía (1,500 a.p.-s. XVIII).

Entre los diversos objetos recuperados (raspadores, raederas, navajas, denticulados, punzones de hueso, ornamentos de concha, etc.) destaca el hallazgo de una interesante colección de puntas de proyectil, varias de ellas del tipo La Jolla que se caracterizan por tener aletas basales conformadas por muescas laterales y bases cóncavas. En cuanto al abastecimiento de materias primas para la manufactura de herramientas de piedra un análisis preliminar de artefactos y desechos de talla muestra que los antiguos habitantes del sitio explotaron cantos rodados de andesita, riolita, basalto y pedernal procedentes de las quebradas que surcan la zona.

Además de las áreas de actividad y diversidad de artefactos recuperados destaca el hallazgo de dos entierros humanos primarios ubicados cada uno en distintas áreas del sitio, se trata de un individuo infantil y un adulto, ambos se encontraron en excelente estado de conservación, fueron sepultados de acuerdo a la tradición funeraria del complejo arqueológico conocido localmente como La Jolla (periodo Arcaico), esto es en posición flexionada en decúbito lateral y con rocas encima.

Actualmente las abundantes muestras de conchas y material lítico están en proceso de clasificación y cuantificación, a su vez se enviarán a un laboratorio especializado muestras de concha para análisis de datación por radiocarbono y corroborar la cronología del sitio.

Cabe señalar que las excavaciones arqueológicas se concentraron en el derecho de vía de la obra cuyo ancho se acotó al mínimo para impactar la menor cantidad de superficie del sitio, a su vez el resto del sitio (aproximadamente un 60% del área total) se conservará como reserva arqueológica.

 

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