Karla Patricia Ponce Ordaz
Dirección de Planeación, Evaluación y Coordinación de Proyectos
Juan Carlos Equihua Manrique
Escuela Nacional de Antropología e Historia
El gran proyecto urbano que fue impulsado desde hace más de una década en la región de Tizayuca, en el Estado de Hidalgo, generó la necesidad de realizar trabajos de salvamento arqueológico encaminados a la protección y salvaguarda de nuestro patrimonio cultural. Las exploraciones arqueológicas en la región expusieron una extensa ocupación espacial y temporal que ha persistido por poco más de 1800 años.
El "Proyecto Salvamento Arqueológico Tizayuca. Rancho Las Golondrinas", bajo la dirección del Arqlgo. Juan Carlos Equihua, derivó de la afectación de los vestigios arqueológicos ocasionada por la construcción de un fraccionamiento habitacional y, a pesar de que los emplazamientos prehispánicos se encontraron sumamente perturbados, los trabajos arqueológicos permitieron distinguir diferentes momentos de ocupación.
El predio antes denominado Rancho Las Golondrinas se localiza en el municipio de Tizayuca, en el sector sur del Estado de Hidalgo, y ocupaba una extensión de 523,822.17m². El terreno perdió su carácter agrícola y en él actualmente se localiza el fraccionamiento denominado "Rancho Don Antonio" (localmente conocido como Casas QUMA). Las excavaciones arqueológicas realizadas en Rancho Las Golondrinas posibilitaron el descubrimiento de plazas, plataformas, templos, altares y conjuntos habitacionales, así como el hallazgo de un número considerable de enterramientos humanos. Estos vestigios corresponden a distintas temporalidades, reconociéndose la presencia de estructuras de carácter habitacional, materiales de uso doméstico e inhumaciones pertenecientes a asentamientos vinculados a las tradiciones teotihuacana, tolteca y mexica.
La ocupación del periodo Clásico es la más representativa en el sitio, pues los contextos de temporalidad teotihuacana constituyeron los mejor conservados y los de mayor diversidad, registrándose la presencia de amplios conjuntos arquitectónicos de uso habitacional, extensas áreas de función cívico-ceremonial y un importante espacio funerario. El análisis de la cerámica recuperada durante las exploraciones sugirió que el asentamiento teotihuacano inició en la fase Miccaotli (150-200 d.C.) y que culminó en la fase Metepec (550-650 d.C.).
Las primeras evidencias constructivas localizadas corresponden a la fase Miccaotli (150-200 d.C.) y fueron reconocidas como estructuras de carácter doméstico. El material cerámico representativo de esta fase estaba conformado por vasijas de formas elegantes con acabados lustrosos en negro y café, y entre las piezas más distintivas encontramos cajetes corrugados, cajetes de silueta compuesta, platos de paredes bajas y vasos altos de borde evertido. De igual forma, se registraron piezas del Grupo Café Compacto, en formas de cajetes sencillos y cajetes de silueta compuesta.
Durante la fase Tlamimilolpa (200-350 d.C.) se registró un auge en el emplazamiento, lo cual se vio reflejado en la proliferación de arquitectura cívico-ceremonial y habitacional. La cerámica recuperada se localizó tanto en conjuntos habitacionales como en contextos de carácter ritual, por lo que fue posible contar con representación de objetos tanto de uso común como elementos que simbolizan lujo y prestigio. Sobresale la variedad de formas halladas dentro de los Grupos Pulido y Pintado, y se registró una constante presencia de tecomates punzonados y vasijas del tipo Anaranjado Delgado. Al considerar la cantidad y calidad de las piezas ofrendadas en enterramientos y elementos arquitectónicos, podemos sugerir que esta época refleja un momento de prosperidad y estabilidad en el asentamiento.
En la fase Xolalpan (350-550 d.C.) el sitio se caracterizó por la propagación de remodelaciones arquitectónicas, registrándose un aumento en el tamaño de las estructuras y cambios en la función de algunos espacios. Por otra parte, la tradición cerámica continuó apegada a Teotihuacan y se observó la introducción de los Grupos Copa y Anaranjado San Martín. Del grupo Copa destaca la presencia de vasos decorados en plano-relieve, mientras que del complejo Estucado y Pintado sobresalen dos vasos cilíndricos presentando diseños antropomorfos alternando con el símbolo de la ?triple montaña?. También se registró una importante manifestación de la loza Anaranjado Delgado, en forma de jarras y cajetes hemisféricos con decoración incisa y punzonado. El hallazgo de las vasijas completas se realizó principalmente en entierros y ofrendas dedicatorias.
En lo que se refiere a la fase Metepec (550-650 d.C.), se observó la elevación de las últimas estructuras de carácter público, administrativo y doméstico y en lo que respecta a la cerámica, se advirtió un declive en la calidad de su fabricación. Además de registrarse una continuidad en las lozas distintivas de la fase anterior, fue notable la aparición de anafres de tres protuberancias, ánforas Anaranjado San Martín y candeleros con decoración a pulgar burdamente manufacturados. Al igual que fue registrado en las etapas precedentes, la localización de las vasijas se realizó principalmente en contextos funerarios. La evidencia arquitectónica y cerámica indica que el sitio fue abandonado a finales de la fase Metepec y que fue ocupado nuevamente en el periodo Posclásico.
En lo que se refiere al periodo Posclásico Temprano, en el denominado Sector 9 de Rancho Las Golondrinas fueron localizados restos de arquitectura cívico-ceremonial y edificaciones de carácter habitacional, los cuales fueron erigidos durante la fase Tollan (950-1150 d.C.).
Pese a que los vestigios arquitectónicos presentaron un alto grado de destrucción, condición que dificultó la definición de sus formas y dimensiones, fue posible identificar un conjunto integrado por dos plataformas, un altar y un espacio abierto. En este conjunto se evidenciaron al menos tres etapas constructivas. La primera se localizó al interior de la Plataforma A, donde se registraron restos de tres muros correspondientes a una unidad doméstica. En una etapa posterior se erigieron las Plataformas A y B, y a estas se asocia el espacio abierto, en cuya superficie fue localizado un pequeño tlecuil circular y una olla del tipo Soltura conteniendo un entierro infantil. En la tercera etapa se registró la ampliación de la Plataforma B, hacia el norte, generando una plataforma semi-rectangular; al centro de esta ampliación fue localizado otro tlecuil.
En lo que respecta al material cerámico representativo de este periodo, se obtuvo una muestra importante de los tipos Soltura, Mazapa Rojo sobre Café, Negro sobre Anaranjado, Macana Rojo sobre Café, Naranja a Brochazos, Proa Anaranjado sobre Crema, Red and Buff y Manuelito Café Liso; en menor cantidad se localizaron los tipos Mendrugo, Toza, Vladi, Bordo Rojo sobre Café, Blanco Levantado, Café sin Nombre Formal, Tomás Inciso, Joroba, Ira, Rebato, Acta, Sillón Inciso, Abra y Alicia Calado.
Para el Periodo Posclásico Tardío fue registrado un alto porcentaje de cerámica azteca, lo cual nos indicó la presencia de grupos de filiación mexica en el sitio. Los conjuntos arquitectónicos correspondientes a este periodo también se encontraron sumamente deteriorados y, en general, no se conservaron las superficies de ocupación. No obstante, gracias a la realización de excavaciones controladas y un registro preciso, fue posible reconocer la presencia de elementos asociados a actividades domésticas, sugiriendo que algunos espacios fueron utilizados como viviendas.
A diferencia de los grupos de filiación Tolteca, para la construcción de sus edificaciones, los mexicas alteraron los espacios de los momentos culturales anteriores. Tales ejemplos los identificamos en el denominado Sector 5, donde los Cuartos 1 y 4, y el Pasillo 2 interrumpían un complejo arquitectónico teotihuacano. Como características particulares podemos mencionar que al interior del Cuarto 1 se registraron dos tlecuiles o fogones (de forma cuadrangular), un área de actividad y el relleno de nivelación del denominado Pasillo 2. Las unidades estratigráficas asociadas a estas edificaciones contenían altas densidades de Loza Anaranjado Monocromo Azteca (ollas, jarras, cazuelas, comales, cajetes y salineras); cerámica Negro sobre Anaranjado Azteca III y IV (jarras, cazuelas, cajetes y molcajetes); así como vasijas Negro sobre Rojo Texcoco y representación de copa Cuautitlán.
Como ha sido posible observar a lo largo de esta breve exposición, tanto la arquitectura como los objetos culturales en todas sus variantes arqueológicas indican que, a partir del siglo III y hasta el momento de contacto, los distintos emplazamientos de Rancho Las Golondrinas mantuvieron lazos estrechos con los centros hegemónicos que surgieron en cada periodo.
Nota: Información procedente de los informes derivados del "Proyecto Salvamento Arqueológico Tizayuca. Rancho Las Golondrinas", EQUIHUA Manrique, Juan Carlos et al. 2008 (Tomo I-IV). Y 2009 (Tomo V-VI), Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología.
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