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Estudio de policromía revela identidad de los hermanos de Coyolxauhqui
2022-09-01

Mediante el análisis de la policromía en escultura en piedra para obtener información valiosa no detectable a simple vista, se ha revelado la compleja identidad de nueve tallas con más de 580 años de antigüedad descubiertas en las excavaciones del Templo Mayor de México-Tenochtitlan, un corpus escultórico que representa a los hermanos caídos de Coyolxauhqui, pero también a las deidades del pulque y de la lluvia.

Dentro del mito que recrea el ascenso del Sol encarnado por Huitzilopochtli y el ocaso de la Luna a través del cuerpo cercenado de Coyolxauhqui; los centzonhuitznahuah o 400 sureños "los hermanos arengados por la diosa para acabar con el dios de la guerra", suelen ocupar un papel secundario, sin embargo, el arqueólogo Diego Matadamas, investigador del Proyecto Templo Mayor (PTM) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ha penetrado en los poros de estos personajes, para explicar su rebuscada filiación.

Hace 39 años, durante las primeras temporadas del Proyecto Templo Mayor, la arqueóloga Elsa Hernández Pons dio con las nueve efigies erguidas como parte de la excavación de una ofrenda de clausura. El contexto se halló sobre los peldaños de la Etapa III del Templo Mayor, que corresponde al periodo en que Tenochtitlan era gobernada por Itzcóatl (1427-1440 d.C.).
Diego Matadamas detalló que todas las esculturas visten un moño de papel en la nuca, dos orejeras cuadrangulares y un braguero en la cintura que cuelga por delante y por detrás. Cinco usan una diadema de turquesa y otro número igual la nariguera de los dioses lunares.

Se ha propuesto que estas efigies simbolizan a los centzonhuitznahuah y debieron estar dispuestas originalmente sobre la plataforma donde yacía, en tiempos de dicho gobernante, un monumento de la diosa Coyolxauhqui; esto para recrear el enfrentamiento de los seres lunares con Huitzilopochtli, de ahí que algunas esculturas portaban hachas de obsidiana en la mano derecha y otras figuraban protegerse el corazón con las manos sobre el pecho.

Cabe señalar que este conjunto escultórico debió estar vinculado a una representación más antigua de Coyolxauhqui, y no así a su representación más conocida: el monolito circular descubierto el 21 de febrero de 1978 y que data de la Etapa IVb (1469 d.C.) del Templo Mayor.

Mediante el análisis de la policromía en escultura en piedra para obtener información valiosa no detectable a simple vista, se ha revelado la compleja identidad de nueve tallas con más de 580 años de antigüedad descubiertas en las excavaciones del Templo Mayor de México-Tenochtitlan, un corpus escultórico que representa a los hermanos caídos de Coyolxauhqui, pero también a las deidades del pulque y de la lluvia.

Dentro del mito que recrea el ascenso del Sol encarnado por Huitzilopochtli y el ocaso de la Luna a través del cuerpo cercenado de Coyolxauhqui; los centzonhuitznahuah o 400 sureños "los hermanos arengados por la diosa para acabar con el dios de la guerra", suelen ocupar un papel secundario, sin embargo, el arqueólogo Diego Matadamas, investigador del Proyecto Templo Mayor (PTM) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ha penetrado en los poros de estos personajes, para explicar su rebuscada filiación.

Hace 39 años, durante las primeras temporadas del Proyecto Templo Mayor, la arqueóloga Elsa Hernández Pons dio con las nueve efigies erguidas como parte de la excavación de una ofrenda de clausura. El contexto se halló sobre los peldaños de la Etapa III del Templo Mayor, que corresponde al periodo en que Tenochtitlan era gobernada por Itzcóatl (1427-1440 d.C.).
Diego Matadamas detalló que todas las esculturas visten un moño de papel en la nuca, dos orejeras cuadrangulares y un braguero en la cintura que cuelga por delante y por detrás. Cinco usan una diadema de turquesa y otro número igual la nariguera de los dioses lunares.

Se ha propuesto que estas efigies simbolizan a los centzonhuitznahuah y debieron estar dispuestas originalmente sobre la plataforma donde yacía, en tiempos de dicho gobernante, un monumento de la diosa Coyolxauhqui; esto para recrear el enfrentamiento de los seres lunares con Huitzilopochtli, de ahí que algunas esculturas portaban hachas de obsidiana en la mano derecha y otras figuraban protegerse el corazón con las manos sobre el pecho.

Cabe señalar que este conjunto escultórico debió estar vinculado a una representación más antigua de Coyolxauhqui, y no así a su representación más conocida: el monolito circular descubierto el 21 de febrero de 1978 y que data de la Etapa IVb (1469 d.C.) del Templo Mayor.