Uno de los edificios más importantes de lo que fue el centro ceremonial tenochca ha sobrevivido al paso de medio milenio, en un estado de conservación único que los transeúntes del Centro Histórico de la Ciudad de México pueden constatar desde hoy al asomarse a un par de ventanas arqueológicas habilitadas en la calle República de Argentina, entre Justo Sierra y San Ildefonso, gracias al esfuerzo realizado por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) a lo largo de tres años.
En la apertura de estos espacios, que se integran al puente peatonal que vuelve a conectar el Zócalo con el nororiente del Centro Histórico capitalino, Diego Prieto Hernández, secretario técnico y encargado de la Dirección General del INAH, reconoció el trabajo de los arqueólogos del Programa de Arqueología Urbana (PAU), bajo la responsabilidad de Raúl Barrera Rodríguez, y de restauradoras del Museo del Templo Mayor, para la puesta en valor de este Gran Basamento, ubicado en lo que fue el límite norte del Recinto Sagrado de México-Tenochtitlan.
En el acto encabezado por el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, el antropólogo Diego Prieto destacó que desde que fue creado el PAU en 1991, a iniciativa del investigador emérito de esta institución, Eduardo Matos Moctezuma, se han ido desentrañando los restos de algunos de los edificios que constituyeron el centro ceremonial de los mexicas.
Las ventanas arqueológicas distribuidas en el Centro Histórico de la Ciudad de México tienen el propósito de mostrar que ésta fue una enorme ciudad, una ciudad que no solamente incluyó al Templo Mayor, sino 78 grandes edificaciones, que gracias al trabajo tanto del Proyecto Templo Mayor como del Programa de Arqueología Urbana, se están recuperando.
Uno de los edificios más importantes de lo que fue el centro ceremonial tenochca ha sobrevivido al paso de medio milenio, en un estado de conservación único que los transeúntes del Centro Histórico de la Ciudad de México pueden constatar desde hoy al asomarse a un par de ventanas arqueológicas habilitadas en la calle República de Argentina, entre Justo Sierra y San Ildefonso, gracias al esfuerzo realizado por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) a lo largo de tres años.
En la apertura de estos espacios, que se integran al puente peatonal que vuelve a conectar el Zócalo con el nororiente del Centro Histórico capitalino, Diego Prieto Hernández, secretario técnico y encargado de la Dirección General del INAH, reconoció el trabajo de los arqueólogos del Programa de Arqueología Urbana (PAU), bajo la responsabilidad de Raúl Barrera Rodríguez, y de restauradoras del Museo del Templo Mayor, para la puesta en valor de este Gran Basamento, ubicado en lo que fue el límite norte del Recinto Sagrado de México-Tenochtitlan.
En el acto encabezado por el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, el antropólogo Diego Prieto destacó que desde que fue creado el PAU en 1991, a iniciativa del investigador emérito de esta institución, Eduardo Matos Moctezuma, se han ido desentrañando los restos de algunos de los edificios que constituyeron el centro ceremonial de los mexicas.
Las ventanas arqueológicas distribuidas en el Centro Histórico de la Ciudad de México tienen el propósito de mostrar que ésta fue una enorme ciudad, una ciudad que no solamente incluyó al Templo Mayor, sino 78 grandes edificaciones, que gracias al trabajo tanto del Proyecto Templo Mayor como del Programa de Arqueología Urbana, se están recuperando.
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