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Científicos analizan ADN de maíz primigenio hallado en el Valle Tehuacán, Puebla
2022-09-01

Investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del IPN, Unidad Irapuato, lograron extraer hasta 40% del ADN de tres ejemplares de maíz de más de cinco mil años de antigüedad, hallados en el Valle de Tehuacán, Puebla, cuyo resultado revela que las poblaciones ancestrales aún no habían logrado domesticar enteramente esta planta, no obstante practicaban su mejoramiento a partir de técnicas de selección.
Lo anterior es producto de un convenio de colaboración firmado en 2012 entre ambas instituciones, y confirma que el maíz es un producto autóctono de México, surgido probablemente en la cuenca del río Balsas, en el centro-sur, lo cual coloca al país como el de mayor número de razas autóctonas del mundo, con 59 razas originarias que, a diferencia de otras especies de cultivo como el arroz o el trigo, mantienen una notable cercanía genética respecto a sus antepasados.

En conferencia de prensa, realizada en la Dirección de Estudios Arqueológicos del INAH, Pedro Francisco Sánchez Nava, coordinador nacional de Arqueología del INAH, refirió que el trabajo desarrollado por Jean-Philippe Vielle-Calzada, Miguel Vallebueno-Estrada, Javier Martínez González, Rafael Montiel, Isaac Rodríguez-Arévalo, Alejandra Rougon-Cardoso y el arqueólogo Ángel García Cook, es la culminación para una serie de exploraciones en campo que este último, junto con su colega norteamericano Richard MacNeish, iniciaron en 1962 en dicha zona.
Recordó que, en aquel entonces, dentro del Valle de Tehuacán, en cinco cuevas: Coxcatlán, Purrón, El Riego, Tecorral y San Marcos, se descubrieron más de 24 mil 100 especímenes que fueron identificados como maíz, lo que convirtió al área en un punto importante para la investigación a nivel global.
Más de 50 años después, el propio Ángel García Cook, investigador emérito del INAH, condujo a los expertos del Cinvestav hasta la cueva de San Marcos, en Tehuacán, Puebla, de la cual conservaba planos y dibujos que resultaron cruciales para que se tomarán nuevas muestras, entre las cuales pudieron rescatarse tres ejemplares de maíz cuya edad oscila entre los cinco mil 300 y cuatro mil 970 años de antigüedad.
En este punto, Jean-Philippe Vielle-Calzada destacó el cuidado que el proyecto tuvo para usar trajes especializados y evitar que las evidencias arqueológicas de la cueva fueran contaminadas por los propios investigadores.

Posteriormente, las muestras fueron llevadas a la Unidad de Genómica Avanzada (UGA) del Cinvestav, Unidad Irapuato, donde se implementaron tecnologías de secuenciación masiva para extraer hasta 40% del ADN del maíz, suficiente para conocer las características originales de una planta que estuvo muerta y en proceso de degradación por más de cinco mil años.
Los análisis revelaron que el maíz de la cueva de San Marcos no estaba enteramente domesticado y, además, pertenecía a una pequeña población de menos de 100 plantas altamente emparentadas, lo que sugiere que las poblaciones humanas ancestrales practicaban el mejoramiento tradicional a partir de técnicas de auto-polinización, esto es, la selección de sólo aquellos ejemplares con características deseables para cultivo.

De acuerdo con los especialistas, entre los rasgos que fueron eliminados del maíz con el paso de los milenios, se encuentran la capa de silicio que recubre a su ancestro, el teocintle (planta incomestible que sobrevive aún como una plaga para las cosechas), el exceso de ramas y tallos, y el reducido tamaño de su olote, que impedía a la planta portar más de 50 semillas, en vez de los cientos que ahora puede tener un solo ejemplar.

Vielle-Calzada refirió que el símil entre las muestras actuales y las obtenidas por García Cook y MacNeish (con una antigüedad de alrededor de cuatro mil años), indica no sólo una evolución sostenida, sino que habla de un paulatino intercambio comercial entre grupos humanos, los cuales aprendieron igualmente a efectuar cruces entre distintas razas de maíz.
Los resultados de la investigación conjunta con el INAH, mencionó Rafael Montiel, director del Laboratorio de Paleogenómica del Cinvestav, fueron publicados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), de Estados Unidos, lo que constituye un hito para el centro de investigación a su cargo, ya que es la primera ocasión en que un equipo mexicano y un análisis desarrollado enteramente en sus instalaciones, publican en el medio especializado de mayor prestigio en su área.

A partir del análisis de ADN en el maíz de Tehuacán, pueden establecerse proyectos para contrastar los datos con las muestras más antiguas que se tienen en México para el teocintle, fechadas hace nueve mil años y extraídas de la cueva Guilá Naquitz, en Oaxaca; asimismo, crear iniciativas de mejoramiento genético para que el maíz actual y futuro pueda recuperar características que perdió debido a su domesticación, tales como una mayor resistencia a la sequía, a las plagas y los cambios climáticos.

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