Erick Espinoza Saucedo
ESIA Ticomán, IPN, estudiante de Ingeniería Geológica
Angel Alejandro Ramírez Velasco
CNAr-CIPAQ-INAH, Investigador por México SECIHTI
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En la década de 1970 en el ejido de Rincón Colorado, del municipio de General Cepeda, en Coahuila, el señor José Rojas descubrió huesos de dinosaurios pico de pato (hadrosaurios) con piel (Segura, 2002), los cuales permanecieron en su custodia durante una década aproximadamente (Fig. 1).
En 1980 Rojas conoció a los investigadores de la UNAM Shelton Applegate, Luis Espinosa-Arrubarrena y Víctor Torres; quienes fueron a la Cuenca de Parras en búsqueda de mamíferos mesozoicos (251–66 millones de años), en una expedición organizada por el doctor Ismael Ferrusquía-Villafranca (Espinosa-Arrubarrena et al., 1989; Kirkland et al., 2000).
En ese mismo año, el señor Rojas donó los fósiles de hadrosaurios a los investigadores de la UNAM (Romero, comunicación personal, 12 de mayo de 2025). El material fue llevado a la Colección Nacional de Paleontología “María del Carmen Perrilliat”, del Instituto de Geología de la UNAM (IGM), donde actualmente permanecen. Estos restos fueron catalogados como “Rojas I” (número de localidad IGM 307) y “Rojas II” (número de localidad 312).
En 1993, el Instituto de Geología de la UNAM se asoció con Dinamation International Society para continuar prospectando la Cuenca de Parras en búsqueda de nuevas canteras con restos de dinosaurios (Kirkland et al., 2000). Resultado de ello fue la localización de la cantera original de Rojas I y II, la cual se encontró al finalizar la temporada de campo. En esa misma temporada, el señor Rojas fue quien guío al equipo de Dinamation International Society y al Instituto de Geología en la expedición (Hernández-Rivera, comunicación personal, 23 de mayo de 2025).
Debido a la gran cantidad de huesos fósiles de dinosaurios recuperados y registrados, el paleontólogo Hernández-Rivera renombró a dicha área conocida como “El Cerro de la Virgen” a “El Cerro de los Dinosaurios” (Hernández y Kirkland, 1993; Kirkland et al., 2000). Siete años después, Hernández-Rivera y Delgado-de Jesús mencionan la piel y los restos óseos que encontró Don José Rojas en los 70´s, en el libro de resúmenes del VII Congreso Nacional de Paleontología en el 2000 (Hernández-Rivera y Delgado-de Jesús, 2000).
En 2013, Ramírez-Velasco identificó patologías en dos fragmentos de costillas pertenecientes al material de Rojas (Ramírez-Velasco, 2013). Posteriormente, con Hernández-Rivera y Servín-Pichardo, realizaron un listado del material de Rojas en dos recopilados (Ramírez-Velasco et al., 2014; Ramírez-Velasco y Hernández Rivera, 2015).
En 2023, el estudiante de Ingeniería Geológica del Instituto Politécnico Nacional, Erick Espinoza Saucedo, contactó al doctor Ramírez-Velasco para realizar un proyecto de investigación en paleontología con la finalidad de titularse de la licenciatura. Al observar el interés de Espinoza Saucedo por estudiar hadrosaurios, Ramírez-Velasco sugirió analizar el material de Rojas, con el fin de averiguar por qué se había preservado la piel. Es así que, el 26 de abril del 2024, tras recibir la autorización del INAH, a través del Consejo de Paleontología, comenzó la investigación formal del material, proyecto titulado como “Descripción de tegumento fósil de hadrosaurios (Dinosauria, Hadrosauridae) de la Formación Cerro del Pueblo, Coahuila, e implicaciones de su preservación” (oficio No. 401.1S.3-2024/192).
Para la revisión del material, se realizaron los permisos pertinentes con los paleontólogos Jesús Alvarado Ortega y Violeta A. Romero Mayén, encargados de la Colección Nacional de Paleontología de la UNAM. Se examinaron 1073 elementos, entre piezas completas y fragmentos de huesos, de los cuales, algunos de ellos resultaron pertenecer a elementos más completos de lo que se pensaba (Fig. 2). De ese total, solo un 30% pertenece a dos individuos de pico de pato (hadrosaurios), los cuales se diferencian en tamaño, uno pequeño y otro grande, y comparten características morfológicas, lo que hace pensar en la posibilidad de que pertenezcan a la misma especie.
El material de estos individuos se comparó con el de otros hadrosaurios de la misma unidad geológica (Formación Cerro del Pueblo), encontrando diferencias notorias, lo que apunta a que probablemente se trate de un dinosaurio no descrito hasta el momento (Fig. 3). Sin embargo, para confirmar o refutar la hipótesis se requiere hacer mayor limpieza y restauración de los huesos, uniendo los fragmentos y resanándolos con resinas y pegamentos especiales, esto para tener una mejor descripción y control de las piezas; este proceso de restauración se está llevando a cabo con el apoyo de los paleontólogos Gerardo Álvarez Reyes y Hernández-Rivera, con autorización de la paleontóloga Marisol Montellano Ballesteros, en el laboratorio de Paleontología de Vertebrados de la UNAM. Posterior a la restauración se realizará un análisis para conocer su linaje evolutivo y confirmar o refutar si es una nueva especie o no.
Como parte del proceso de revisión, se analizaron las impresiones de piel en el material donado por Rojas, algunas se hallaban aisladas y otras adheridas a los huesos. Las muestras se observaron en los dos ejemplares, en el pequeño (juvenil) se encontraba en la ulna (también conocida como cúbito o antebrazo) derecha, mientras que, en el grande (adulto), en tres huesos del lado izquierdo: la escápula, ulna (Fig. 4) y tibia. La observación e identificación de la piel fue muy compleja, ya que en algunas ocasiones las muestras no eran visibles, por lo que las piezas se tuvieron que manipular para que la luz incidiera desde distintos ángulos y poder así detectar la impresión de piel. Asimismo, durante el proceso de limpieza se recolectaron más muestras, las cuales estaban cubiertas por sedimento que corresponde a lutita.
Para conocer la composición de minerales, tanto en los sedimentos como en los restos óseos fosilizados, se obtuvieron muestras que fueron analizadas en el laboratorio de difracción de rayos X de la UNAM. Los análisis se realizaron con el apoyo del geólogo Diego Ibarra García, la geóloga Teresa Pi Puig y el laboratorista Gonzalo Martínez Huerta; los resultados preliminares apuntan cambios en la composición química en los minerales precipitados durante la fosilización, así como condiciones de un posible epitermal (yacimiento de metales a poca profundidad). Esto sugiere la presencia de agua y/o fluido sometido a temperaturas muy altas, el cual es rico en compuestos y gases disueltos, que afectaron al material durante el proceso de fosilización. Se desconoce por el momento si esto tuvo consecuencias en la preservación de la piel, lo cual se está explorando en este momento.
En la presente nota, se muestran los antecedentes y datos preliminares de la revisión de estos materiales, que durante mucho tiempo solo fueron una nota a pie de página. Todavía se requiere de un mayor análisis científico, pero por fin se está dilucidando la importancia de este material, tanto para México como para el mundo.
Al concluir su estudio, nos ayudará a responder bastantes interrogantes sobre este punto de Rincón Colorado hace 72 millones de años, pues no solo se sabrá qué otros organismos habitaron en esa zona, sino que, a su vez, junto con otras ciencias como la geología, apoyará a comprender sobre las condiciones que existieron en ese ambiente deltaico hace millones de años, el cómo éste fue evolucionando, cómo se dio la preservación del material fósil y las alteraciones que ha sufrido, incluso sobre cómo fue posible la preservación de la piel y la gran diversidad de dinosaurios presentes en Coahuila.
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Bibliografía
Espinosa A., S. P. Applegate. y Hernández-Rivera, R. (1989). Crónica de una gran expedición paleontológica. Ciencia y desarrollo, 15, 23 – 32.
Hernández-Rivera, R. y Delgado-de Jesús, C.R. (2000). Hadrosaur skin impressions and associated skeletal remains from Cerro del Pueblo Fm (Uppermost Campanian) southeastern Coahuila, México. Journal of Vertebrate Paleontology 20, 48A.
Kirkland, J. I., Hernández-Rivera, R., M. C. Aguillón-Martínez., Delgado-de Jesús, C.R., Gómez-Nuñez, R. y Vallejo-González, I. (2000). The Late Cretaceous Difunta Group of the Parras Basin, Coahuila, Mexico, and its vertebrate fauna. The Society of Vertebrate Paleontology Annual Meeting Field Trip Guide Book, Mexico, 133-172.
Ramírez-Velasco, A. A. (2013). Paleopatologías óseas en Dinosaurios Mexicanos: un estudio comparativo [Tesis de Maestría en Ciencias]. Universidad Nacional Autónoma de México.
Ramírez-Velasco, A. A., Hernández-Rivera, R. y Servin-Pichardo, R. (2014). The Hadrosaurian Record from Mexico. En D. A. Eberth y D. C. Evans. (Eds.), EUA: Hadrosaurs (pp. 340 -360). Indiana University Press.
Ramírez-Velasco, A. A. y Hernández-Rivera, R. (2015). Diversity of late cretaceous dinosaurs from Mexico. Boletín Geológico y Minero, 126, 63-108.
Segura. G. (2002). La dinomanía. En H. González-González y A. Stéfano-Farías (Eds), Coahuila: Fósiles de México, Coahuila, una ventana a través del tiempo (pp. 154-155). Gobierno del Estado de Coahuila de Zaragoza.
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