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Apuntes sobre un hallazgo arqueológico. Xihucóatl, serpiente de fuego
2022-10-18

Cristina Cuevas Carpintero

Blanca Orquídea Arce Lorenzo
Dirección de Salvamento Arqueológico-INAH


Atendiendo las tareas que le son inherentes a la Dirección de Salvamento Arqueológico, en un inmueble aledaño a la alameda central en la Ciudad de México, se recuperó un contenedor manufacturado en piedra, del cual destaca su espléndido labrado que personifica a la serpiente de fuego, Xihucóatl; un singular objeto que encarna en sí mismo a esta entidad mítica, importante símbolo de poder para los dioses en diversas manifestaciones y representado por diferentes culturas mesoamericanas.

Durante el último semestre del año 2019 y primer trimestre del 2020, se llevaron a cabo labores de salvamento arqueológico en una propiedad localizada en la calle de López no. 13, entre la Av. Juárez y la calle de Independencia; en donde se proyecta la obra "Carso López", que pretende la construcción de dos edificios habitacionales y un espacio comercial; motivo por el cual se interviene en el terreno.

El contexto
El predio se localiza dentro del ángulo formado por la Av. Juárez y el Eje central Lázaro Cárdenas; en una zona donde visiblemente se aprecia una ligera elevación del terreno. En época prehispánica, este espacio se encontraba en la orilla suroeste de Tenochtitlán, en lo que fuera la parcialidad de Moyotlan, sobre un suelo inestable y pantanoso que poco a poco se fue poblando por medio de chinampas.

Al fondo del inmueble y bajo las huellas de actividad humana constante; en la sección noroeste, se detectan vestigios de un desplante y parte del núcleo y derrumbe correspondiente a una pequeña estructura de base rectangular, con un posible acceso orientado al norte; las dimensiones registradas de la devastada estructura fueron de 8.0 m de largo por 4.0 m de ancho y una altura de apenas 0.50 m.

En el desplante de la misma, y reutilizado como parte del sistema constructivo, se recupera un contenedor labrado en piedra, localizado a 3.98 m de profundidad en el costado oeste del arranque de la estructura, en donde al parecer se resguardó el objeto; puesto que se notó una cuidadosa colocación del mismo- al parecer protegido- rodeado por algunas lajas (Figura. 1). En su interior se encontraban dos piedras a manera de sello, lo que permitió que ningún sedimento penetrara en él, conservándose así restos del estuco y pigmento rojo que lo recubría. Asociados a la misma, se encuentran también fragmentos de cajetes trípodes y molcajetes, copas bicónicas y hemisféricas, restos de figurillas antropomorfas y zoomorfas, instrumentos musicales, ollas grandes, puntas de proyectil, pedazos de sahumadores, un fragmento de metate, huesos labrados y porciones de hueso humano, al parecer correspondientes a húmeros, radios y cúbitos; así como el torso de una escultura antropomorfa femenina elaborada en tezontle, la cual porta un quechquemitl; todos estos materiales fueron identificados o fechados para finales del Posclásico Tardío.

 

El objeto
Se trata de un brasero completo con tres soportes esféricos; en su cuerpo están labrados tres paneles con doce glóbulos, cada uno-  esquematizando el cuerpo de un animal hibrido, tiene las fauces abiertas dejando ver los colmillos y una lengua bífida; la fauce o mandíbula superior se percibe semi enroscada y en su parte exterior se definen cinco elementos esféricos. En la base del recipiente y a los costados de la cabeza, se distinguen dos patas semiflexionadas con garras. En la parte frontal del brasero y como si fuera bajando del borde hacia el cuerpo del mismo, por detrás del hocico, se define un elemento compuesto por tres diseños geométricos, rectangulares o trapezoidales rematando con una punta; suponemos que se trata de la cola del animal, cayendo hacia el frente.

El borde de la pieza está formado por dos bandas entrelazadas; la parte que representa la cabeza, así como el cuerpo y el interior del recipiente, conservan restos de estuco y pigmento de color rojo. Las dimensiones de este objeto son 24 cm de altura, 22 cm de diámetro y 05 cm de espesor.

Es la representación de un animal fantástico con cuerpo de serpiente y garras de lagarto, cuya trompa se curva o enrosca hacia atrás y se corona con esferas que han sido interpretadas como ojos estelares o estrellas de las pléyades; su cola característica se identifica por unas figuras trapezoidales terminadas en punta triangular que simboliza un rayo (figuras 2 y 3).

Algunas dilucidaciones en torno a esta imagen
La representación plasmada en el objeto fue identificada como "xihucóatl", palabra que se compone por los vocablos coatl que significa serpiente y xíhuitl cometa, año, turquesa o hierba [1].

Imagen representada en el códice Borbónico y los primeros memoriales, como parte del atavío de los Dioses Huitzilopochtli y Xiuhtecuhtli. La serpiente de fuego que refieren el Códice Florentino o el Azcatitlan, simbolizada como la insignia de Huitzilopochtli; insignia también representada en códices como el Vaticano A Ríos y Telleriano Remensis. Figura que Eduard Seler reconoció en códices nahuas y mixtecos como "serpiente de turquesa" y que identificó como una imagen del dios del fuego, Xihutecutli. El mismo Seler luego la menciona como "ente del fuego", cuyo cuerpo es la reproducción del año, insignia compuesta por un trapecio y un rayo que es la figura característica para representar xíhutl [2], o característicamente, la serpiente solar; que tiene una función transcendental como el arma mortal que uso Huitzilopochtli en Coatépec durante la contienda mítica entre los Centzon Huitznáhuac (los cuatrocientos dioses convertidos en estrellas meridionales o sureñas), para vencer a su hermana Coyolxauhqui, en uno de los mitos nahuas más significativos; del que Sahagún describe: Y el dicho Huitzilopochtli dijo a uno que se llamaba Tochancalqui que encendiese una culebra hecha de teas que se llamaba xiuhcoátl, y así la encendió y con ella fue herida la dicha Coyolxauhqui, de que murió hecha pedazos, y la cabeza quedó en aquella sierra que se dice Coatepec y el cuerpo cayose abajo hecho pedazos [3]

El mismo Sahagún relata, y como lo muestra la lámina 34 del códice Borbónico, que este animal fantástico aparece representado especialmente en la fiesta de Panquetzaliztli, dedicada a Huitzilopochtli.
Hermann Lejarazu (2009), realiza una propuesta sobre las expresiones plasmadas en códices mixtecos, donde el análogo de la serpiente de fuego mexica, sería yahui quien aunque guarda un gran parecido iconográfico con la xiuhcóatl de los pueblos nahuas, la serpiente de fuego de los mixtecos tuvo algunas connotaciones específicas. Lejarazu la relaciona con el nagualismo, asociada a una clase de mago o brujo, con carácter de sacerdote o sacrificador y con el nombre que llevaban algunos gobernantes con capacidad de transfigurarse.

Por su parte, Graulich (1997) la relaciona con el cielo nocturno, con la constelación Xonecuilli, con los cometas y con Tezcatlipoca, deidad de la noche; y Beyer (1965) considera que está asociada a la significación de año y al zodiaco.

Acotaciones finales
Actualmente el brasero se encuentra a buen resguardo en la Dirección de Salvamento Arqueológico, en vísperas de recibir un tratamiento de conservación que permita preservar tanto el estuco como los residuos de pigmento que aún perduran; de igual manera la investigación se encuentra en fase de integración, análisis e interpretación de los datos recabados. Por lo pronto suponemos que los restos de la estructura registrada corresponden a un pequeño templo o altar de la comunidad que ahí habito, ciertamente y de acuerdo con los materiales recuperados, sabemos que nos encontramos ante un contexto ritual, que nos refiere un acto ceremonial. La xihucóatl nos remite de facto con Huitzilopochtli  el sol y la guerra; pero también con Tezcatlipoca y la noche. Los atributos de ella representan elementos como el fuego, el cielo nocturno con la luna, las estrellas y sus constelaciones; cabe la posibilidad de que el brasero fuera utilizado en una ceremonia para sellar el fin de un ciclo; o bien, una ceremonia inaugural o de renovación, realizada quizá ya en época del contacto con la cultura europea; en donde se observa la resistencia de los mexicas en cuanto al resguardo de su cosmovisión, reflejada en el acto de proteger una representación simbólica que alude a sus creencias.

En el siguiente enlace se podrá apreciar una animación de los atributos físicos del brasero: Animación Xihucoátl


 

[1] Simeón, Remi, Diccionario de lengua náhuatl o mexicana, Siglo XXI, México, 2004, p.115.
[2] Seler, Eduard  Imágenes de animales en los manuscritos mexicanos y mayas, editorial Casa Juan Pablos, 1era reimpresión, México, 2008,  p. 244.
[3] Sahagún, Bernardino de. Historia General de las Cosas de la Nueva España, editorial Porrúa, México 2002, p. 302.