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Avances del Proyecto Arqueológico Centro Bancomer
2022-09-13

Dulce María Ramírez Hernández
Dirección de Salvamento Arqueológico-INAH


En noviembre de 2017 la Dirección de Salvamento Arqueológico (DSA) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) inició el Proyecto Arqueológico Bancomer bajo la dirección del arqueólogo Alberto Mena Cruz. Los antecedentes de este proyecto comienzan en 2013 con los trabajos a cargo de la Maestra Berenice Flores y el arqueólogo Alberto Mena Cruz efectuados en el predio ubicado al sur de la Ciudad de México, en el número 130 de la calle Real Mayorazgo en la colonia Xoco de la Alcaldía Benito Juárez[1]. Debido a la construcción de la denominada Ciudad Mítikah (un complejo comercial y habitacional) fue necesaria la intervención del INAH para proteger, registrar y resguardar los vestigios arqueológicos en el área la cual es de alto potencial arqueológico de acuerdo con los informes de otros salvamentos realizados anteriormente en la zona.

En el predio ubicado en la Avenida Universidad #1200 en la misma Alcaldía, en 1974 se construyó el edificio conocido como Centro Corporativo Bancomer (CCB), obra del arquitecto Juan Sordo Madaleno considerado como uno de los representantes de la arquitectura moderna en México. Este edificio albergó las oficinas del centro de operaciones financieras de Bancomer, actualmente forma parte de un proyecto arquitectónico en desarrollo conocido como "Ciudad Mitikah". (fig.1)

La relevancia de este lugar no se limita a su valor desde el punto de vista arquitectónico, sino también arqueológico ya que, debido a las exploraciones arqueológicas llevadas a cabo por parte de la DSA, varios hallazgos han tenido lugar dentro del predio referido, como la identificación de entierros humanos de filiación teotihuacana en 1977 a cargo de la arqueóloga Consuelo Plasencia y posteriormente en un rescate arqueológico efectuado en 2010 a cargo del arqueólogo Jorge Cabrera [2].

El Proyecto Arqueológico Bancomer dio inicio a las labores de exploración arqueológica en este predio de 61 708 m2 desde el mes de octubre de 2017. Por su extensión, el área fue dividida en cuatro etapas de excavación. (fig. 2).

Como resultado de la excavación arqueológica emprendida por el Proyecto Arqueológico Bancomer desde noviembre de 2017, en el costado sur del edificio se identificaron los restos arquitectónicos de una aldea teotihuacana compuesta de estructuras con cuartos de planta cuadrangular, accesos y pasillos, la mayor parte se encontró en mal estado de conservación debido a alteraciones modernas ocasionadas por la construcción del edificio CCB, no obstante, uno de los basamentos conservó parte de su desplante en talud y restos de aplanado de estuco. Los materiales constructivos empleados en la edificación de las estructuras fueron cantos rodados y bloques de basalto careados para los muros y habitaciones, piedra pómez molida, adobes y arcillas apisonadas para los pisos, así como estuco para los aplanados.

A fin de controlar todos los hallazgos, el área intervenida se dividió en 4 etapas de excavación (fig.2) y se trazó una retícula para el registro en campo. Se llevaron a cabo 98 pozos de sondeo así como excavaciones extensivas para exponer y definir la extensión completa de los vestigios arquitectónicos, los cuales cubren un área aproximada de 2556 m2 de acuerdo con lo registrado por los arqueólogos responsables de las unidades de excavación.

Los materiales culturales recuperados en las excavaciones incluyen cerámica, obsidiana, artefactos de lítica pulida, pizarra y en menor cantidad mica y otros artefactos tallados en hueso. Así mismo, se han registrado hasta la fecha un total de 81 entierros prehispánicos, algunos de ellos acompañados de ofrendas. La mayoría de los individuos inhumados en este lugar fueron de filiación teotihuacana pero también se identificaron entierros de la cultura Coyotlatelco, Tolteca y Azteca los cuales también fueron sepultados juntos con algunas vasijas cerámicas a modo de ofrendas.

El análisis de los materiales aún se encuentra en desarrollo, hasta la fecha se han analizado un total de 981 227 tiestos de los cuales, más del 90% corresponden a la cultura teotihuacana. La temporalidad abarca desde la Fase Tlamimilolpa Temprano (200-250 d.C.) hasta la Fase Metepec (650-750 d.C.), aunque también se han recuperado (en pocas cantidades y en contextos secundarios) tiestos del Epiclásico, del Posclásico Temprano y Tardío así como de la época virreinal y del Siglo XX. 

En cuanto a los materiales cerámicos teotihuacanos recuperados correspondientes a la Fase Tlamimilolpa pertenecen a los grupos Pulido Monocromo y Mate Burdo. La forma más abundante de este último grupo es el incensario de uso ritual con decoraciones impresas. (fig.3).

Los resultados preliminares del análisis de materiales sugieren que este asentamiento teotihuacano tuvo su apogeo durante la Fase Xolalpan Tardío (450-550 d.C.). Los materiales más abundantes son de los grupos Bruñido y Pulido Monocromo según la tipología de E. Rattray [3]. El grupo Bruñido se compone de vasijas de uso doméstico para preparación y almacenamiento de alimentos como ollas, comales y cazuelas (fig.4). El grupo Pulido Monocromo corresponde a vajilla de servicio cuyas formas principales son cajetes curvo-divergentes, cajetes de base anular, jarras restringidas, algunas de ellas fitomorfas y en menor cantidad las jarras "Tláloc" y vasos (fig.4). Las vasijas asociadas a los entierros incluyeron cajetes pulidos, algunos otros decorados con diferentes motivos en pintura roja y con la técnica "al negativo" y ollas bruñidas.

Los materiales de la Fase Metepec (fig.5) son menos abundantes, destacando las cazuelas del Grupo Pintado Rojo/Natural con decoración incisa. Las vasijas más abundantes del Grupo Pulido Monocromo son los cajetes curvo-divergentes con decoración incisa y los cajetes hemisféricos de base anular.

Los materiales del Posclásico Tardío son los más abundantes después de los teotihuacanos. En total suman el 7.6% de la muestra analizada hasta el momento. Destaca el complejo cerámico Azteca III representado por los tipos cerámicos Anaranjado Monocromo y Negro Sobre Anaranjado cuyas formas incluyen desde vasijas de tipo doméstico como ollas, comales, cazuelas, apaxtles, molcajetes trípodes y jarras hasta vajilla de servicio como cajetes, platos trípodes, miniaturas y copas, éstas últimas del tipo Texcoco Negro Sobre Rojo. Cabe señalar que estos materiales se recuperaron en capas de relleno, ninguno se encontró asociado a alguna área de actividad claramente identificada, todos proceden de contextos secundarios.

La mayor parte del material cerámico teotihuacano recuperado está asociado a una extensa área de entierros. Durante el registro de campo se observó que los individuos inhumados en esta zona se depositaron en fosas, las cuales fueron rellenadas con densas capas de fragmentos cerámicos. Este material sirvió para obtener una cronología relativa de los entierros y de la ocupación en el sitio.

La muestra de figurillas recuperadas es muy amplia y aún se encuentra en proceso de análisis debido a la cantidad y a su complejidad. La mayoría corresponde a representaciones antropomorfas, con la técnica de moldeado, varias de ellas conservan restos de pintura o de estuco. Entre las representaciones se tienen personajes entronizados, personajes femeninos portando atavíos y figurillas articuladas; las representaciones zoomorfas y de deidades como Tláloc, Huehuetéotl, el Dios Gordo y Xipe Tótec son menos frecuentes pero también están presentes en la muestra.

Así mismo, se recuperó gran cantidad de aplicaciones de incensarios tipo-teatro de la Fase Xolalpan y en menor cantidad, aplicaciones de la Fase Metepec. Las aplicaciones recuperadas corresponden a representaciones de discos emplumados, cabezas de aves, tocados de plumas, mariposas, máscaras miniatura y placas de cerámica que también se usaron como adornos de incensarios. En cuanto a los candeleros procedentes de las excavaciones son de las Fases Xolalpan y Metepec.

Por la cantidad de materiales del Epiclásico y del Posclásico, así como por sus contextos asociados, se descarta la posibilidad de que una reocupación tuviera lugar en este sitio por parte de estos grupos, pero de acuerdo al registro de campo, ciertos lugares de este asentamiento fueron usados para enterrar a sus muertos.

Debido a la construcción del Centro Corporativo Bancomer hacia finales de la década de 1970, los vestigios arqueológicos presentes fueron arrasados en su mayoría, sin embargo, la información y las evidencias culturales recabadas por el salvamento que actualmente se realiza, permiten dilucidar algunos aspectos de la vida cotidiana que pudo tener lugar en esta aldea y reconstruir parcialmente la dispersión teotihuacana en la Cuenca de México aún en las fases de la caída y abandono de la ciudad prehispánica de Teotihuacán, precisando los momentos en que la fundación y el abandono de este asentamiento tuvo lugar en esta área. Las actividades de salvamento aún no han concluido, así como el análisis de materiales por lo que se espera obtener más datos en la siguiente temporada de excavación. 

REERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

[1]  Flores Montes de Oca, Berenice y Alberto Mena. Informe Final Proyecto de Salvamento Arqueológico   Mayorazgo 130. DSA-INAH. 2014

[2]  Cabrera Torres, José Jorge. Rescate Arqueológico Xoco. Mecanoescrito del Archivo Técnico de la DSA-INAH. (2011).

[3]  Rattray Evelyn C. (2001). Teotihuacan: Cerámica, cronología y tendencias culturales. INAH. 2001