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Salvamento Arqueológico Acueducto Rosarito-El Florido, B. C.
2022-10-18
Enah Fonseca Ibarra
Jesús Zarco Navarro

Centro INAH Baja California


El noroeste del estado de Baja California cuenta con una extensa cantidad de sitios arqueológicos que comenzaron a ser registrados de manera sistemática desde la década de 1990. En la actualidad, la mayoría de ellos se encuentran en riesgo de conservación por el constante y acelerado crecimiento de la mancha urbana, así como por el desarrollo de proyectos de infraestructura gubernamental y privada. Por este motivo, resulta fundamental la gestión y coordinación de diferentes actores sociales, que ayuden a la protección, conservación y al estudio del patrimonio cultural, mediante la conformación de áreas culturales y naturales protegidas; así como el impulso de proyectos de salvamento arqueológico que de manera controlada y planificada lleven a cabo las tareas necesarias para el estudio de los antiguos grupos indígenas que habitaron esta región del estado.

En este sentido la construcción de la desalinizadora Playas de Rosarito generó la necesidad de llevar cabo un proyecto de salvamento arqueológico. Mediante el análisis cualitativo y cuantitativo de los contextos y materiales arqueológicos ha sido posible conocer más acerca de la forma de vida de los antiguos pobladores de esta región del estado de Baja California.

Proyecto arqueológico Desalinizadora Rosarito-El Florido, B. C.

En respuesta a la solicitud para diagnosticar áreas con vestigios arqueológicos que pudieran ser afectadas por la obra de construcción de la desalinizadora de Playas de Rosarito, ubicada al norte de la ciudad de Rosarito, personal del centro INAH Baja California llevó a cabo el proyecto arqueológico "Salvamento Arqueológico Desalinizadora Rosarito-El Florido, B. C.". Como resultado de las inspecciones previas, se registraron cuatro sitios arqueológicos con presencia de materiales líticos y fragmentos de concha en su superficie, a los que se les realizaron poligonales envolventes para delimitar su extensión y protegerlos ante las labores de construcción de dicha obra. Con ayuda de la información referente a la construcción de la desalinizadora se determinó intervenir arqueológicamente dos de los sitios que habían sido registrados, ya que corrían el riesgo de ser alterados. Las labores de campo se desarrollaron durante dos meses y medio, realizando excavaciones puntuales y extensivas en los sitios Parcela 33 y La Torre.

El sitio Parcela 33 se trata de un antiguo campamento de tipo conchero, localizado dentro de un predio al norte de la ciudad Rosarito, donde sería construida la planta desalinizadora. En el lugar se establecieron cuatro unidades de excavación, en las que se excavaron diez pozos y una cala mediante el sistema de niveles métricos; las dimensiones de dos de los pozos fueron de 2×2 m., mientras que de ocho pozos de 1×1 m y la cala de 1×3 m. La mayor cantidad de pozos se excavó en el área que sería destinada a la construcción de los tanques de almacenamiento, pues fue ésta en la que también se encontró la mayor cantidad de materiales líticos y moluscos en superficie.

Desafortunadamente el predio dentro del que se encontró el sitio solía ser un campo de cultivo de jitomates hace aproximadamente 30 años, por lo que se tuvieron que hacer consideraciones sobre los factores antrópicos que pudieron alterar al contexto arqueológico, así como el grado de conservación de los materiales identificados. Aproximadamente a los 30 cm de profundidad se comenzaron a encontrar restos de moluscos y materiales líticos mejor conservados y con mayor abundancia. De este sitio se recuperaron 202 elementos líticos, entre núcleos, desechos de talla y artefactos como raederas y raspadores, que fueron elaborados con basalto, calcedonia, cuarzo, riolita y cuarcita; se identificaron 619 MNI de moluscos, 4 fragmentos de huesos de animales mamíferos y 4 fragmentos de cerámica, con los que se pudo proponer al menos una ocupación de grupos seminómadas en este sitio durante el Complejo yumano del Periodo Prehistoria Tardía.

La presencia de rocas foráneas para la elaboración de artefactos líticos permitió proponer sistemas de movilidad hacía las sierras para la adquisición de éstas. Con el material malacológico se pudo reconocer la explotación de recursos marinos de dos ecosistemas, el submareal de playas arenosas y el intermareal rocoso. Del submareal de playas arenosas la principal especie encontrada fue la almeja pismo; del intermareal rocoso las especies que se encontraron fueron mejillones, lapas y ostras. Además, se encontraron 29 almejas con posible evidencia de modificación cultural, con cuyo análisis se presenta la posibilidad para ahondar en los estudios de manufactura de artefactos en concha. Se espera próximamente contar con fechamientos radiocarbónicos del sitio que permitan refinar el periodo de ocupación de éste (Fig. 1).

Por su parte, el sitio arqueológico de La Torre se trata de un campamento localizado 10 km al este de la costa del océano Pacifico, también en el municipio de Playas de Rosarito. En este sitio se realizaron excavaciones extensivas en dos unidades de excavación, una con dimensiones de 6×8 m y la segunda de 10×10 m (Fig. 2). Entre los materiales arqueológicos que se encontraron en el lugar sobresalen los de lítica tallada y las piedras de molienda, así como huesos de animales y restos de moluscos (Fig. 3). En total se encontraron 1723 materiales líticos, la principal materia prima que se utilizó fue la andesita, que se podía recolectar en los yacimientos alrededor del sitio en forma de bloques medianos. La presencia de todas las fases de reducción de esta materia prima permitió reconstruir el proceso productivo de los raspadores, las raederas y los tajadores que se encontraron en él. Otros tipos de materias primas, como la calcedonia, dacita y riolita permitieron inferir movimientos desde y hacia las sierras centrales para la adquisición de éstas. También se encontraron 72 piedras de molienda, que indican el consumo de alimentos vegetales en el sitio mediante el procesamiento de granos o semillas (Fig. 4). Se identificaron 197 MNI de moluscos y dos fragmentos de hueso que no pudieron ser identificados debido a su mal estado de conservación.

Los materiales malacológicos que se encontraron en La Torre permitieron reconocer la explotación de recursos marinos de dos ecosistemas, el submareal de playas arenosas y el intermareal rocoso. Del submareal de playas arenosas las principales especies fueron almejas, y del intermareal rocoso, la especie con mayor abundancia fue el mejillón. Algunos fragmentos de esta última especie presentan evidencias de haber sido expuestos a altas temperaturas. Aún quedan pendientes por realizar algunos análisis arquebotánicos, con los que se podrá construir un panorama sobre las condiciones climáticas en las que habitaban los antiguos pobladores de esta región, así como el tipo de granos o semillas que formaban parte de su dieta. Por último y al igual que en el sitio de Parcela 33, los futuros fechamientos radiocarbónicos que se obtengan de este sitio permitirán conocer la cronología de este campamento prehispánico.

El salvamento arqueológico estuvo a cargo de la Arqlga. Enah Fonseca y el equipo de trabajo estuvo conformado por los arqueólogos Jesús Zarco y Elesban Carbajal, los biólogos Verónica Vargas y Erick Cota, los estudiantes de arqueología Juan Méndez, Berenice Pedroza y 10 trabajadores de apoyo. Todos contribuyeron de una u otra forma al éxito de la temporada de campo. Los resultados de los análisis y fechamientos pendientes que se tiene de los sitios Parcela 33 y La Torre, sin lugar a dudas complementarán a los que ya se tiene, y en conjunto permitirán una mejor comprensión de las sociedades que habitaron en el noroeste del estado de Baja California en la época prehispánica.

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